lunes, 19 de noviembre de 2012

Cuando la “integración latinoamericana” se choca con la desinformación

*Por Ramiro García Valentinuz (actualizado el 22 de noviembre de 2012)

El extraordinario escritor uruguayo Eduardo Galeano lanzó hace 14 años en uno de sus libros una consigna que pone a reflexionar a cualquier persona que se interese por los medios de comunicación: “Ya no es necesario que los fines justifiquen los medios. Ahora, los medios, los medios masivos de comunicación, justifican los fines de un sistema de poder que impone sus valores en escala plantearía”. Envidiable poder de síntesis mediante, este pasaje del libro Patas arriba. La escuela del mundo al revés debería ponernos a repensar seriamente nuestro accionar a quienes creemos que el oficio del periodismo debe ponerse en marcha para corroer, más o menos rápidamente, los alambrados, cercos y muros de desinformación que protegen esos “fines del sistema”. La falta de conocimiento sobre lo que ocurre a nuestro alrededor -más o menos cerca de donde vivimos- se convierte en un arma poderosísima para los poderosos, un tapón en los oídos y un virus de afonía que daña profundamente y deteriora progresivamente la comunicación entre los pueblos. Y la falta de comunicación limita el margen de acción, tornando más débil la capacidad de transformación. Esta situación provoca, por ejemplo, que los pueblos de países como Bolivia y Argentina, hermanos por su geografía y por su historia, se encuentren incomunicados acerca de sus respectivas realidades.

Un relevo de la información sobre Bolivia disponible en tres medios argentinos aportó elementos al análisis de esta situación. Ingrata sorpresa significó encontrar que en siete días seguidos, durante la semana acaecida entre los días 28 de octubre y 4 de noviembre últimos, las notas acerca de Bolivia que fueron publicadas suman sólo siete entre los tres medios juntos (ediciones digitales de diarios Clarín y UNO de Entre Ríos y agencia oficial de noticias Télam). Y esto considerando que dos de estos medios son los que ofrecen mayor cantidad de noticias acerca de Bolivia en nuestro país. En nuestra pesquisa hemos encontrado además que en la mayoría de los grandes medios argentinos la realidad y actualidad bolivianas son permanentemente pasadas por alto. Sólo se encuentran notas publicadas muy esporádicamente, cuando ocurre algún suceso muy notorio de trascendencia internacional, o cuando su publicación sirve a los objetivos políticos del grupo mediático que lo hace o de algún sector político cercano a dicho grupo. Un ejemplo de esto lo constituye la noticia sobre el atentado ígneo contra un locutor en la localidad boliviana sureña de Yacuíba. El ataque lo sufrió un periodista que solía denunciar activamente la corrupción y los dudosos negociados que involucran mafias y narcotráfico en esa región. El hecho fue tomado en cuenta por gran cantidad de medios argentinos, pero algunos focalizaron la falta de libertad de prensa y la corrupción reinante en Bolivia y otros remarcaron la actitud del gobierno de investigar inmediatamente el atentado. Es conocido el revuelo que viene causando la temática de la libertad de prensa y de expresión entre los medios de nuestro país durante los últimos años, y no casualmente una vez que el lamentable hecho acaecido en Bolivia proporcionó materia prima por varios días, se diluyó su presencia en la agenda mediática argentina.

La escasez de información sobre la vecina nación es preocupante en términos de calidad periodística por parte de los medios, pero principalmente en cuanto a la significación política que acarrea. Bolivia y Argentina son países con características económicas, políticas y sociales muy similares, a lo que se suma un enorme intercambio migratorio constante entre los dos países, principalmente desde Bolivia hacia grandes urbes argentinas, donde la necesidad de recibir información sobre su país de origen se torna primordial para la parte boliviana de la población. Esto debería hacer eco en la atención que los medios argentinos prestan a nuestro vecino cordillerano. No obstante, la situación en este terreno dista por mucho de indicar una “integración regional”. Por otra parte, la información publicada es muchas veces tendenciosa, y se evidencia en algunos grandes medios argentinos el recelo que sienten hacia la figura del presidente Evo Morales.

Pero esta tendecialización resulta preocupante en el caso de los medios bolivianos. Entrevistando al licenciado en Comunicación Social y docente de esa carrera en la Universidad Nacional de Entre Ríos, Alejandro Ramírez, encontramos en su opinión la alarma que provocan estas líneas editoriales, no sólo hablando del caso de Bolivia sino extendido como una característica de la comunicación en todo el continente. Piensa Ramírez que “en el caso de América Latina hay, o bien una ausencia, o bien existe presencia de información para marcar similitudes ideológicas, como se nota en procesos que les convienen a estos grupos dominantes, o para estigmatizar procesos populares que terminan impulsando gobiernos que no son afines a su ideología. Me parece que eso se ha visto en Venezuela, en Argentina, en Paraguay, con Evo Morales, por supuesto. Con Evo, barbaridades que exceden incluso lo ideológico, estigmatizaciones llevadas a su extremo de odio racial y xenófobo puestas en los medios de comunicación y con gravísimo peligro institucional. Hay una falta de respeto al sistema democrático, a la participación democrática y al disenso, que es reclamado precisamente desde ese mismo lugar cuando aquél que gana no es afín a sus comulgos ideológicos. Es democracia sólo cuando gana alguien afín”. (escuchar entrevista)

Esta realidad puede entenderse pensando las disputas de poder que atraviesan la comunicación y la importancia política que implican los medios, pero el problema no termina en la tendecialización, sino que continúa con la negación por parte de los medios de su activa participación política. Nos parece interesante y sintética la reflexión que al respecto hace Mariana Moyano en el programa “En el medio” de canal Encuentro. En el capítulo “Medios de comunicación”, la licenciada en Comunicación Social y columnista de medios del noticiero Visión 7 sostiene: “(Cuando) aparece la empresa o el grupo mediático desaparece esta idea de ´nosotros como medios de comunicación tenemos una idea y tenemos intención de llevar esa idea a la política´ y se cuela demasiado la idea de la objetividad, de la neutralidad, casi como una especie de definición dada por los medios de comunicación que no se puede poner en debate. Ese recorrido lo que hace es ocultar algo que un principio estaba transparentado, que era el rol de los medios con una intencionalidad de propagar ideas políticas. Hoy pareciera que si uno dice que los medios hacen política está casi, poco menos, que faltándoles el respeto”. La similitud de este análisis con la actitud de los grandes medios argentinos amerita la reflexión y el debate.

Creemos que falta mucho para lograr una integración regional en términos de comunicación social equivalente a la que se promueve y propagandiza a nivel político-gubernamental. Sabemos que es una ardua tarea y un largo proceso, ya que implica avanzar un buen trecho por el camino hacia una verdadera democratización de la comunicación. Podemos, no obstante, hacer lo posible por lograrlo, y los primeros en intentarlo deberíamos ser quienes estamos involucrados en el terreno. Por el momento podemos, al menos, reclamar nuestro derecho a ser informados y a participar en el proceso comunicacional, tomando conciencia de la unidad que debemos lograr como argentinos con nuestros hermanos, en el caso de esta nota, bolivianos.



Fuentes:
- Diarios Clarín, La Nación, Tiempo Argentino, Página 12 y UNO de Entre Ríos.
- Agencia oficial de noticias Télam.
- GALEANO, Eduardo (1998) "Patas arriba. La escuela del mundo al revés" Editorial Siglo XXI
- Programa "En el medio", Canal Encuentro. Capítulo "Medios de comunicación"
- Entrevista a Alejandro Ramírez, docente y licenciado de la carrera de Comunicación Social d ela Facultad de Ciencias de la Educación - Universidad Nacional de Entre Ríos

sábado, 17 de noviembre de 2012

Esas realidades que los medios no ven


* por Lautaro Alarcon (actualizado el 20-11-2012)

Hace unos años que se vienen retomando algunos términos que, por un tiempo, parecían haber sido puestos en el congelador. Continuamente se habla, cada vez con más asiduidad, de integración regional, unidad latinoamericana y hermandad con los países vecinos. Pero pensando en estos términos surge una pregunta fundamental: eso que se repite con tanto entusiasmo desde el discurso político, ¿condice con lo que ocurre en la vida cotidiana y en los medios de comunicación?


Los medios son los que ponen en contacto a los ciudadanos con la realidad” afirmó el Dr. Eugenio Zaffaroni, Ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en el ciclo “En el medio” (programa: “Medios de comunicación”), del Canal Encuentro. “Tenemos un contacto limitado con la realidad, con el barrio, con lo que nos rodea y caminamos a diario; el resto de la realidad del mundo se nos configura a través de la comunicación”, agregaba el Juez. Efectivamente, la mayoría de las cosas que conocemos del exterior, son a través de los medios.
 
Tomando en cuenta esos paradigmas, y pensando que más allá del gran avance de internet los medios tradicionales continúan siendo los principales responsables en cuanto a la imposición de los temas que se ponen en juego en la opinión pública, es un buen ejercicio pensar qué aparece publicado en nuestros medios de los países vecinos. Por ejemplo, ¿qué ocurre con Bolivia?, ¿expresan nuestros medios lo que pasa allí, los temas que se debaten o los conflictos que lo atraviesan?, ¿se lo tiene en cuenta o se lo usa esporádicamente para una eventual defensa ideológica o de intereses? Son muchas las preguntas que pueden surgir alrededor de este tema.
 
El Lic. en Comunicación Social y profesor de la Universidad Nacional de Entre Ríos, Alejandro Ramírez, destacó que “los medios construyen un determinado relato que ocupa el lugar de lo real”, desde allí nos muestran una porción de la realidad. Pero, a la vez, la omisión de ciertos aspectos a la hora de la conformación de ese relato, tiene también una importancia significativa.

 
 Revisando durante una semana las noticias de Bolivia publicadas en las ediciones de los más importantes diarios nacionales argentinos, se avizora que todos ellos, desde Clarín hasta Tiempo Argentino, evidencian una notable escasez de noticias del vecino país. No existe una regularidad o un seguimiento continuo de los acontecimientos que ocurren en el Estado Plurinacional, e incluso la marcada ausencia de Bolivia quizás supera a la de otras naciones limítrofes, a pesar de la buena relación existente en términos gubernamentales con el presidente Evo Morales o de la gran cantidad de inmigrantes bolivianos que habitan en la Argentina.
 


Entre el 28/10 y el 4/11, solo una información fue tomada unánimemente. Se trató de la agresión que un periodista sufrió en una radio de Yacuiba (al sur de Bolivia) cuando fue rociado con nafta y prendido fuego por cuatro encapuchados (leer noticia en La Razón de La Paz). Sin embargo, la presentación de la noticia fue distinta en cada medio: mientras Clarín remarcó las marchas de repudio al ataque y que el mismo se realizó mientras el periodista denunciaba narcotráfico y corrupción, Tiempo Argentino resaltó que el Gobierno Plurinacional criticó el ataque y rápidamente se puso en campaña, logrando capturar a los presuntos agresores. Hay una utilización político/ideológica en el relato de las noticias internacionales, donde de acuerdo a la cercanía que tengan los países en cuestión con el gobierno argentino, los diferentes medios destacarán situaciones o elementos específicos desde donde construir su relato.

Sin embargo, estos acontecimientos, así como aparecen, se extinguen. Ni siquiera dicho ataque, vinculado directamente con lo comunicacional, tuvo un seguimiento adecuado, a punto tal que hasta hoy nada más se publicó en los grandes medios argentinos sobre el tema, ni siquiera para informar el estado del damnificado. Si no es por temáticas presentes en la agenda de nuestro país, catástrofes o hechos muy particulares, los países latinoamericanos no aparecen. Alejandro Ramírez comparó esta situación con lo que ocurre con el Interior, en aquellos medios que se hacen llamar nacionales (audio).

Se puede pensar entonces que esa construcción ideológica de la realidad tiene también, en ocasiones, un marcado egocentrismo por parte de los medios más poderosos que desde su mirada, puesta en un solo lugar y hacia un solo camino, pretenden construir la realidad. Sin embargo, la actualidad de Bolivia no se limita a las ínfimas cosas que miran los medios argentinos; hay muchas otras situaciones que, por voluntad o desinterés, no ven. Así ocurre que mientras aquí se remarcaba como trascendental en la vida de los bolivianos la visita de Seann Penn al país vecino (nota), allí se estaban debatiendo los conflictos por el manantial Silala y los nuevos problemas que puede traer con Chile, se hablaba eufóricamente de uno de los eventos deportivos más importantes que tiene el país hermano como es su vuelta ciclística (donde incluso un argentino ocupó la portada de la edición dominical de los periódicos de La Paz), o se comentaban las multitudinarias celebraciones por el Día de los muertos, una fiesta con amplio arraigo cultural que incluso la comunidad boliviana reproduce en Buenos Aires, copando los cementerios de la Capital. Los medios tampoco fueron capaces de reflejar aquello que ocurría en nuestro territorio, quizás por ese desprestigio permanente al que está sometida esa cultura tan cercana y lejana a la vez.
 



En este último ejemplo aparece también otro problema que, creo, afecta a la hora de encontrar noticias de Bolivia en los medios argentinos. Un problema cultural, vinculado con cierta estigmatización que se tiene, sobre todo desde los sectores de poder donde se encuentran muchos medios, con el pueblo boliviano. Difamaciones raciales, económicas o etnográficas que golpean constantemente al país del altiplano desde diversos sectores y que muchas veces han quedado, lamentablemente, impregnadas en el común de la población. Estas situaciones se reflejan, por ejemplo, cuando desde los medios se utiliza a Bolivia para establecer una comparación con la Argentina, especialmente desde los medios hegemónicos. Si bien, en ocasiones, el recurso está bien desarrollado, también ocurre que queda en el tintero la impresión que a veces estos medios pusieran indirectamente “si hasta Bolivia tiene/puede, como no va a poder la Argentina”. Ocurrió en el último tiempo con opiniones en diversos medios sobre la ley de basura electrónica o la reincorporación de Bolivia al mercado global de deuda, algo que fue utilizado especialmente por La Nación, para criticar la política económica argentina. Claro que, en la misma medida, en los medios más cercanos al Kirchnerismo, a la hora de las comparaciones, el presidente Morales y sus políticas aparecen destacadas, especialmente remarcando avances sociales, como la sanción de la ley de tierras.


En situaciones como estas es que los medios muestran su relato particular de la realidad. Su forma de contar la verdad, sesgada por intereses ideológicos, económicos o diferencias culturales. Vivimos un momento particular en el continente en las relaciones gobiernos-medios y la Argentina no está para nada exenta de ello. En ese marco, la elección de las noticias internacionales pareciera tener cierta vinculación con una defensa de los intereses internos. Si a esto le agregamos que es común que las noticias latinoamericanas escaseen en muchos de los medios tradicionales de nuestro país, nos encontramos con una gran dificultad para poder conocer acerca de las realidades de nuestros vecinos.

Los medios conforman opinión, por eso es importante la pluralidad”, como afirmó Martín Sabatella (presidente de AFSCA) en el programa Medios de Comunicación del ciclo En el medio. El problema se plantea cuando la pluralidad en los medios tiene solamente dos caras, dos interpretaciones, dos maneras de ver las cosas, y por fuera de ellas no se reproduce prácticamente nada, como ocurre con lo poco que se dice acerca de Bolivia. Precisamente el programa que mencionaba al principio nos dice que los medios eligen qué mostrar y cómo. Habría que decir además, sobre todo a la hora de las noticias internacionales, que también eligen qué cosas no quieren ver.


martes, 30 de octubre de 2012

Reflexiones paranaenses sobre el oficio más lindo del mundo


*Por Ramiro García Valentinuz (nota actualizada el 9-11-2012)

“Lo único que me pidió Londero es mate”. Con esas palabras dio comienzo el profesor Oscar Bosetti a la charla Situación del periodismo en Paraná, con lo cual quedó de manifiesto la indudable costumbre y necesidad entrerriana del panelista a cargo del simposio. Los estudiantes de Comunicación Social que conformaban el auditorio no se mostraron muy dispuestos a cebarle abundantemente a Londero a lo largo de su exposición, pero si arrimaron algún que otro amargo a la mesa.
Oscar Londero, técnico en Comunicación Social, corresponsal de Clarín y editor responsable del sitio web www.accesolibre.org, volvía el sábado 13 de octubre en calidad de disertante a la facultad de Ciencias de la Educación de la UNER que lo acogió como estudiante, para compartir junto a cursantes de cuarto y quinto año su experiencia y análisis actual de la actividad periodística regional. Además de reflexiones alrededor de temas como la sindicalización, la injerencia del poder político y la asociación periodística por fuera de lo hegemónico, parte de su relato denotó cierta nostalgia por la práctica periodística de otros tiempos. Como la anécdota de su paso por FM De la Costa, la frecuencia barrial de San Agustín en la que dio sus primeros pasos en el periodismo allá por el año 1991. Contó Londero de una tarde lluviosa en la que “estábamos al aire y dijimos ´qué linda tarde para comer tortas fritas´, sólo como quien dice algo para llenar el espacio. Y a los 15 minutos golpean la puerta: era una nenita con un paraguas y una fuente llena de tortas fritas recién hechas. Eso equivale a 10 sueldos de Clarín”. (audio)
Pero también estuvo presente otra faceta: la indignación frente a la corrupción que asedia al oficio y cómo “se ha profundizado la injerencia del poder político en los medios desde los 90 a esta parte. Hoy estamos viendo cómo la injerencia del poder político se da en El Diario de Paraná, con la salida de la familia Etchevere y la aparición de un empresario ligado a un rubro totalmente distinto, un prestamista”.
Durante la charla primó un clima de cercanía y empatía entre el periodista y los estudiantes, y se desarrolló más en las respuestas a las preguntas de éstos que en una conferencia preparada por el periodista. Así fue como salieron a la luz cuestiones como la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, los lazos de profunda confianza que crea un periodista -por ejemplo con algunas de sus fuentes- y también las “miserias humanas” con las que uno se puede encontrar en este trabajo, la mercantilización de la comunicación y la “productividad” de los medios, y las grandes satisfacciones que da el periodismo.

“En el hacer periodismo no hay dos días iguales. Es muy apasionante salir a la calle: yo creo que el laburo del periodista es básicamente de cronista, salir a buscar la información. Hay muchos colegas que están muy internet-dependientes. Permanentemente googleamos, y nos olvidamos de salir y buscar a las personas de carne y hueso que nos pueden dar información. Lo bueno que tiene el periodismo es la posibilidad de la sorpresa, no saber dónde va a terminar lo que empezamos”. Fue este último punto quizás el más interesante y que más entusiasmó a los presentes, que aplaudieron con ímpetu el cierre de la visita antes de interrumpir las grabaciones y filmaciones que registraron el encuentro, dando por finalizada una instancia de reflexión necesaria para quienes decidan ejercer la comunicación social y el periodismo.

sábado, 27 de octubre de 2012

Las virtudes y dificultades del periodismo contadas desde adentro

* por Lautaro Alarcon (actualizada el 8-11-2012)

El Profesor hizo un comentario sobre un medio universitario. El invitado a la clase lo miró sorprendido. “Parece que los tiempos van cambiando” dijo, mientras recordaba cómo era esa situación cuando era estudiante de esa misma Facultad. Ahora lleva 21 años trabajando como periodista, y desde ese lugar vino a charlar con estudiantes de Comunicación de la UNER sobre la labor del periodista en la región. Porque, aunque los tiempos cambien, él continúa pensando que “falta contacto entre lo que se dice acá (en la Universidad) y lo que ocurre allá afuera, en los medios”.
El invitado era Oscar Londero, periodista y corresponsal de Clarín en Paraná desde hace 18 años. Casi a modo de presentación contó que ha trabajado en medios “chicos, grandes y medianos; locales y nacionales; siempre en relación de dependencia, algo por lo que dicen que soy una rara avis”. Sobre esta base, comenzó a desarrollar diversos problemas que ve en el periodismo, empezando por la sindicalización. Narró su experiencia de participar hace una década “de un colectivo de trabajadores que intentó hacerse cargo de la conducción del Sindicato de Prensa de Entre Ríos", y de lo mal que la pasó lidiando diariamente con una junta electoral con "todos los vicios y artimañas para tratar de perpetuar en la conducción de un sindicato a un grupo de gente que lo que menos tiene como finalidad es favorecer a sus representados” (audio).
 
La mañana avanzaba lentamente entre anécdotas, de las buenas y de las otras, opiniones y formas de ver la labor periodística. Entre todas estas historias, Oscar pedía que le alcancen unos mates, según él, su única condición para asistir a la clase. Luego continuó con el tema central de la charla: la situación laboral del periodista en la región. En ese marco, consideró que, además de algunas dificultades tecnológicas o edilicias que puedan existir, el periodista debe enfrentarse a otros asuntos, como por ejemplo, la injerencia del poder político en los medios. Sobre esto, Londero comentó que “una de las primeras expresiones en este sentido fue el diario Hora Cero, en el año 1994", y luego avanzó en el tiempo para referirse a la situación actual, donde tomó como ejemplo máximo de la intervención del poder político a El Diario de Paraná, aunque también se refirió a otros importantes medios de la región como Diario Uno o Canal 9, de quienes dijo que aun "manteniendo la imagen de sociedades anónimas, responden al modelo del gobierno de turno en la Provincia".

 
-¿Y los grupos económicos?, le preguntó una de las estudiantes presentes en el auditorio.
-“En Entre Ríos no estamos acostumbrados a ver grandes grupos económicos manejando medios como en Buenos Aires. Acá lo que sí hay son negocios que tienen los dueños de los medios y que nunca se terminan de clarificar”.
 
En el transcurso de la jornada, Oscar dejó algunas recomendaciones, habló sobre la Ley de Medios, contó por qué gestó su propio medio y cómo lo expulsaron de un trabajo por defender sus principios. Les remarcó a los presentes que el periodismo también tiene cosas muy buenas, que siempre busquen los huecos por donde plantear lo que consideren necesario, que hay cosas simbólicas y afectivas más valiosas que las económicas y, fundamentalmente, que no olviden "conservar la ética periodística, principalmente con los compañeros y nosotros mismos”.



“Parece ser que nos hemos olvidado de hacer periodismo. Éste es el desafío más grande”. Esa fue la frase con la que cerró su exposición, y pareció ser también la responsabilidad que les dejó a los futuros profesionales, antes de retirarse de la clase.

sábado, 20 de octubre de 2012

La comunicación en el ring: medios hegemónicos contra gobiernos populares

*Ramiro García Valentinuz

 
Son las 9 y cuarto de la mañana y llego al hotel Libertador, en el corazón de La Paz. Asistiré a una jornada de debate en torno a la relación de los medios de comunicación con la política en Bolivia y la región latinoamericana. Falta un rato para que comience la primera conferencia y me dirijo a los baños. Al tomar el pasillo hacia ellos me llevo una sorpresa: volvía de allí rumbo al salón de actos Ignacio Ramonet, director de la revista Le Monde Diplomatique en su Edición Española y uno de los disertantes principales de la jornada. Me decido a no perder la oportunidad de intercambiar algunas palabras con él.
 

- ¡Ignacio, cómo le va! Mi nombre es Ramiro y estudio Comunicación Social, es un gusto conocerlo.
- ¿Qué tal, Ramiro? –responde Ramonet amablemente-. ¿Asistirás a los debates?
- Por supuesto. Es un tema que quiero trabajar –contesto y aprovecho-. Hace poco vi el
video de una participación suya en el programa 678 de Argentina del 6 de septiembre del año pasado. Me interesó mucho su visión sobre los medios como oposición política. ¿Cree que esa situación se mantiene igual?
- Pues, ¿te queda alguna duda, Ramiro? –responde con buen humor-. Por supuesto. En particular, en nuestra región, en países donde se estima que los gobiernos llevan a cabo una política responsable respecto de las aspiraciones populares los medios dominantes se asumen como oposición política: más política que la oposición que está en el Congreso. Cuando ésta prácticamente desapareció a nivel electoral, los grandes medios tradicionales asumieron textualmente la función de oposición al gobierno, sin disimulación.
- ¿Y cómo cree que se da eso aquí en Bolivia?
 - Y fijate cómo la está pasando Evo Morales –contesta como con cierto pesar-. A medida que avanzó sobre algunos intereses de ciertos grupos económicos, se fue poniendo varios medios de comunicación en contra. “
¡La mayor oposición que tenemos como pueblo son algunos medios decomunicación!” dijo hace poco ¿viste? Y tú que estás en el tema sabrás cómo enfrentan a Evo y sus políticas grupos económicos dueños de medios.


- Sí –agrego yo-. Por ejemplo el Líder o el Prisa, que poseen los diarios La Razón y La Prensa de La Paz, El Deber de Santa Cruz o Los Tiempos de Cochabamba, y ATP o Unitel en televisión. Y gran cantidad de radios. Pero creo que también hay que considerar, Ignacio, la propia squadra periodística que arman estos gobiernos como apoyo comunicacional de su política: Evo tiene por su parte los medios gubernamentales Televisión Boliviana, Radio Patria Nueva, Agencia Boliviana de Información y el periódico Cambio.
- Es muy cierto –asiente-. En efecto, no sólo en Bolivia sino en toda la región, los ataques de la prensa opositora encuentran respuesta en las estructuras mediáticas oficialistas, de mayor tamaño y poder en algunos países que en otros –concluye Ramonet y consulta su reloj-. Si gustas, podemos continuar estas reflexiones a lo largo de todo el día, pues ya comienza la conferencia.
- Claro que sí –respondo-. Fue muy interesante hablar contigo, y ciertamente son temas para seguir reflexionando.



Fuentes consultadas:

- http://www.bbc.co.uk/spanish/specials/1244_medios_pelea/page3.shtml - http://www.rebelion.org/noticia.php?id=78504
Disertación de Ignacio Ramonet: (desde 17’52’’ hasta 33’12’) 

viernes, 12 de octubre de 2012

Carretera del TIPNIS: unión de ciudades y división de opiniones en la sociedad boliviana

* Ramiro García Valentinuz

Víctor tiene 54 años y es un pescador chimán. Su comunidad habita parte del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Secúre (TIPNIS) desde quién sabe cuántas generaciones atrás, dialogando en hermandad con el aroma del nogal y el rugido del jaguar. Víctor tiene miedo: la carretera que el gobierno boliviano quiere construir para unir Villa Tunari y San Ignacio de Moxos atravesaría los dos ríos que son sus fuentes de trabajo y como mínimo otros tres alternativos. Los caminos se construyen, la construcción cimenta “civilización” y destruye naturaleza, y la naturaleza huye ante el peligro: si el proyecto se concreta, Víctor debería recorrer diariamente 35 kilómetros a pie para pescar, comerciar y subsistir.
José es director de la empresa productora de ladrillos que heredó de su padre, Torrijos S.R.L. Vive en Cochabamba desde adolescente, cuando se instaló allí la compañía. Ésta abastece construcciones en muchas localidades del departamento y ha multiplicado su alcance y sus ingresos con la dirección de José. La carretera del TIPNIS abre nuevos horizontes comerciales para él: hoy llega hasta la pequeña Villa Tunari con la provisión de ladrillos para la edificación de hoteles, pero podría alcanzar San Ignacio de Moxos y lograr el abastecimiento de su fábrica para el crecimiento de dicha localidad y de las que nacerán a partir de la ruta que el gobierno pretende construir.


José y Víctor son los personajes que creamos para ilustrar la división de aguas a nivel socio-económico y político que trajo aparejada la decisión gubernamental de erigir la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos. Tal decisión se vio rechazada por decenas de comunidades originarias del TIPNIS, movimientos sociales y ecologistas, que obligaron a frenar la construcción. 302 kilómetros de ruta a través de este territorio significan desarrollo, progreso y modernización para el gobierno boliviano y los sectores que acuerdan, pero implican desforestación, colonización, degradación ambiental y hasta narcotráfico para las comunidades que resisten, cuya autodeterminación justifican varias leyes y tratados internacionales.


La respuesta de los "anti-carretera" encontró respuestas estatales: audiencias de explicación sobre la necesidad de construirla, una enorme represión a la Octava Marcha Nacional en su contra y brigadas de consulta a las comunidades, muchas de las cuales se rehúsan a responder. El presidente Evo Morales ponderó estas consultas. "Es lo más democrático y aquí el pueblo participa, con sí o con no", afirmó. Pero se pisó la cola: "quieran o no quieran vamos a construir este camino". Mientras los movimientos opositores a la construcción argumentan su postura en la defensa de la biodiversidad y el medioambiente del TIPNIS, así como la autodeterminación de sus pueblos, el gobierno boliviano sostiene que este hecho habilitará la construcción de vías de comunicación entre regiones aisladas, no se permitirán explotaciones cocaleras y aumentaría la competitividad exportadora de Bolivia, fundamental para un país sin acceso al mar. Estado o naciones originarias, selva o ruta: Bolivia debate en torno a esta disyuntiva, sin solución a la vista.

Fuentes consultadas: Tipniesvida ; Somossur.net - Nota 1, Nota 2 ; Documento del Foro permanente de análisis regional (Mesa de Biodiversidad, Medio ambiente y Ecología) ; Youtube.

sábado, 6 de octubre de 2012

Los medios en Bolivia; un reflejo de la situación mundial

* Lautaro Alarcón (actualizada el 2-11-2012)

Imaginemos que, estando en La Paz, nos detenemos a leer un periódico o realizamos un paneo por las principales radios y canales de televisión. En cualquiera de estos casos, podríamos comprobar lo que hace no mucho tiempo me dijo Ignacio Ramonet en una conversación que mantuvimos en El Alto, el aeropuerto de La Paz. Recuerdo mi sorpresa al ver al Director de la edición española de Le Monde Diplomatique sentado en solitario en uno de los  bares de aquella estación. Inmediatamente me acerqué para aprovechar la oportunidad de charlar con el prestigioso autor y periodista, cuyo vuelo se había retrasado. Amistosamente me invitó a sentarme con él, y comenzamos un ameno intercambio de palabras que me dejó varias frases sobre las que todavía no puedo dejar de pensar. Una de ellas fue su afirmación de que “desde hace algunos años, la prensa ha asumido en muchos países la función militante, ya sea en la oposición como en el poder”.
 
Me resultó muy interesante su visión porque además, aunque no lo dijo, la situación que relató como algo general bien podría verse en las páginas de Cambio, el periódico oficial, o de El Diario, uno de los más críticos al Presidente Evo Morales, por citar dos ejemplos antagónicos. Lo mismo ocurriría en las diferencias de relatos entre la Cadena Fides y Bolivia TV. Pero Ramonet continuó un poco más.
En los países donde se estima que los gobiernos llevan a cabo una política responsable con respecto a las aspiraciones populares, los medios dominantes, asumen un rol de oposición plena”. Lo dijo convencido, con la seguridad de quien tiene como respaldo la experiencia de haber caminado el mundo en su vida personal y laboral.
Una vez más, Bolivia podría ser uno de esos países. Porque hace unos años el pueblo allí votó un cambio. Si fue positivo o negativo, puede debatirse; pero hubo un cambio cultural, en un país históricamente caracterizado por las diferencias sociales y raciales. Al mismo tiempo, la propiedad de medios se ha ido concentrando cada vez más desde mediados de los '80,  y los grandes grupos, defendiendo sus intereses escudados en la libertad de prensa (muchas veces utilizada para encubrir la libertad de empresa, como dijo Ramonet), han generado varios conflictos dialécticos con el Gobierno, con frecuentes denuncias cruzadas de ambas partes.
 
 
Ignacio, preocupado, notaba una situación similar a ésta en muchos lugares del mundo, y apuntó a un culpable. “La globalización es la que ha hecho que los actores principales sean los grupos económicos dominantes, aquellos que se han considerado históricamente propietarios de los países. Muchos de los grandes medios de comunicación no casualmente pertenecían a ellos, dueños también del aparato ideológico”; y como tales, opositores a los cambios a cualquier precio. Pensé entonces, como ejemplo, el hecho de que fueron esos grupos los que en más de una oportunidad han desprestigiado al Presidente por su caracter de aborigen; o los que en 2010 se molestaron con la Ley Antirracista y la intención de Evo Morales de castigar a los medios que publiquen lo que considerara como ideas discriminatorias. Me hubiera gustado conocer su opinión específica sobre los medios en el país, pero Ramonet no quiso hacer consideración directa sobre casos particulares. Simplemente dejó aquellas ideas generales; lo demás habrá que pensarlo a partir de allí, porque luego el llamado a su vuelo llegó.