* por Lautaro Alarcon (actualizado el 20-11-2012)
Hace unos años que se vienen retomando algunos términos que, por un tiempo, parecían haber sido puestos en el congelador. Continuamente se habla, cada vez con más asiduidad, de integración regional, unidad latinoamericana y hermandad con los países vecinos. Pero pensando en estos términos surge una pregunta fundamental: eso que se repite con tanto entusiasmo desde el discurso político, ¿condice con lo que ocurre en la vida cotidiana y en los medios de comunicación?
Hace unos años que se vienen retomando algunos términos que, por un tiempo, parecían haber sido puestos en el congelador. Continuamente se habla, cada vez con más asiduidad, de integración regional, unidad latinoamericana y hermandad con los países vecinos. Pero pensando en estos términos surge una pregunta fundamental: eso que se repite con tanto entusiasmo desde el discurso político, ¿condice con lo que ocurre en la vida cotidiana y en los medios de comunicación?
“Los medios son los que ponen en contacto a los ciudadanos con la realidad” afirmó el Dr. Eugenio Zaffaroni, Ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en el ciclo “En el medio” (programa: “Medios de comunicación”), del Canal Encuentro. “Tenemos un contacto limitado con la realidad, con el barrio, con lo que nos rodea y caminamos a diario; el resto de la realidad del mundo se nos configura a través de la comunicación”, agregaba el Juez. Efectivamente, la mayoría de las cosas que conocemos del exterior, son a través de los medios.
Tomando en cuenta esos paradigmas, y pensando que más allá del gran avance de internet los medios tradicionales continúan siendo los principales responsables en cuanto a la imposición de los temas que se ponen en juego en la opinión pública, es un buen ejercicio pensar qué aparece publicado en nuestros medios de los países vecinos. Por ejemplo, ¿qué ocurre con Bolivia?, ¿expresan nuestros medios lo que pasa allí, los temas que se debaten o los conflictos que lo atraviesan?, ¿se lo tiene en cuenta o se lo usa esporádicamente para una eventual defensa ideológica o de intereses? Son muchas las preguntas que pueden surgir alrededor de este tema.
El Lic. en Comunicación Social y profesor de la Universidad Nacional de Entre Ríos, Alejandro Ramírez, destacó que “los medios construyen un determinado relato que ocupa el lugar de lo real”, desde allí nos muestran una porción de la realidad. Pero, a la vez, la omisión de ciertos aspectos a la hora de la conformación de ese relato, tiene también una importancia significativa.
Entre el 28/10 y el 4/11, solo una información fue tomada unánimemente. Se trató de la agresión que un periodista sufrió en una radio de Yacuiba (al sur de Bolivia) cuando fue rociado con nafta y prendido fuego por cuatro encapuchados (leer noticia en La Razón de La Paz). Sin embargo, la presentación de la noticia fue distinta en cada medio: mientras Clarín remarcó las marchas de repudio al ataque y que el mismo se realizó mientras el periodista denunciaba narcotráfico y corrupción, Tiempo Argentino resaltó que el Gobierno Plurinacional criticó el ataque y rápidamente se puso en campaña, logrando capturar a los presuntos agresores. Hay una utilización político/ideológica en el relato de las noticias internacionales, donde de acuerdo a la cercanía que tengan los países en cuestión con el gobierno argentino, los diferentes medios destacarán situaciones o elementos específicos desde donde construir su relato.
Sin embargo, estos acontecimientos, así como aparecen, se extinguen. Ni siquiera dicho ataque, vinculado directamente con lo comunicacional, tuvo un seguimiento adecuado, a punto tal que hasta hoy nada más se publicó en los grandes medios argentinos sobre el tema, ni siquiera para informar el estado del damnificado. Si no es por temáticas presentes en la agenda de nuestro país, catástrofes o hechos muy particulares, los países latinoamericanos no aparecen. Alejandro Ramírez comparó esta situación con lo que ocurre con el Interior, en aquellos medios que se hacen llamar nacionales (audio).
Se puede pensar entonces que esa construcción ideológica de la realidad tiene también, en ocasiones, un marcado egocentrismo por parte de los medios más poderosos que desde su mirada, puesta en un solo lugar y hacia un solo camino, pretenden construir la realidad. Sin embargo, la actualidad de Bolivia no se limita a las ínfimas cosas que miran los medios argentinos; hay muchas otras situaciones que, por voluntad o desinterés, no ven. Así ocurre que mientras aquí se remarcaba como trascendental en la vida de los bolivianos la visita de Seann Penn al país vecino (nota), allí se estaban debatiendo los conflictos por el manantial Silala y los nuevos problemas que puede traer con Chile, se hablaba eufóricamente de uno de los eventos deportivos más importantes que tiene el país hermano como es su vuelta ciclística (donde incluso un argentino ocupó la portada de la edición dominical de los periódicos de La Paz), o se comentaban las multitudinarias celebraciones por el Día de los muertos, una fiesta con amplio arraigo cultural que incluso la comunidad boliviana reproduce en Buenos Aires, copando los cementerios de la Capital. Los medios tampoco fueron capaces de reflejar aquello que ocurría en nuestro territorio, quizás por ese desprestigio permanente al que está sometida esa cultura tan cercana y lejana a la vez.
En este último ejemplo aparece también otro problema que, creo, afecta a la hora de encontrar noticias de Bolivia en los medios argentinos. Un problema cultural, vinculado con cierta estigmatización que se tiene, sobre todo desde los sectores de poder donde se encuentran muchos medios, con el pueblo boliviano. Difamaciones raciales, económicas o etnográficas que golpean constantemente al país del altiplano desde diversos sectores y que muchas veces han quedado, lamentablemente, impregnadas en el común de la población. Estas situaciones se reflejan, por ejemplo, cuando desde los medios se utiliza a Bolivia para establecer una comparación con la Argentina, especialmente desde los medios hegemónicos. Si bien, en ocasiones, el recurso está bien desarrollado, también ocurre que queda en el tintero la impresión que a veces estos medios pusieran indirectamente “si hasta Bolivia tiene/puede, como no va a poder la Argentina”. Ocurrió en el último tiempo con opiniones en diversos medios sobre la ley de basura electrónica o la reincorporación de Bolivia al mercado global de deuda, algo que fue utilizado especialmente por La Nación, para criticar la política económica argentina. Claro que, en la misma medida, en los medios más cercanos al Kirchnerismo, a la hora de las comparaciones, el presidente Morales y sus políticas aparecen destacadas, especialmente remarcando avances sociales, como la sanción de la ley de tierras.
En situaciones como estas es que los medios muestran su relato particular de la realidad. Su forma de contar la verdad, sesgada por intereses ideológicos, económicos o diferencias culturales. Vivimos un momento particular en el continente en las relaciones gobiernos-medios y la Argentina no está para nada exenta de ello. En ese marco, la elección de las noticias internacionales pareciera tener cierta vinculación con una defensa de los intereses internos. Si a esto le agregamos que es común que las noticias latinoamericanas escaseen en muchos de los medios tradicionales de nuestro país, nos encontramos con una gran dificultad para poder conocer acerca de las realidades de nuestros vecinos.
“Los medios conforman opinión, por eso es importante la pluralidad”, como afirmó Martín Sabatella (presidente de AFSCA) en el programa Medios de Comunicación del ciclo En el medio. El problema se plantea cuando la pluralidad en los medios tiene solamente dos caras, dos interpretaciones, dos maneras de ver las cosas, y por fuera de ellas no se reproduce prácticamente nada, como ocurre con lo poco que se dice acerca de Bolivia. Precisamente el programa que mencionaba al principio nos dice que los medios eligen qué mostrar y cómo. Habría que decir además, sobre todo a la hora de las noticias internacionales, que también eligen qué cosas no quieren ver.
Revisando durante una semana las noticias de Bolivia publicadas en las ediciones de los más importantes diarios nacionales argentinos, se avizora que todos ellos, desde Clarín hasta Tiempo Argentino, evidencian una notable escasez de noticias del vecino país. No existe una regularidad o un seguimiento continuo de los acontecimientos que ocurren en el Estado Plurinacional, e incluso la marcada ausencia de Bolivia quizás supera a la de otras naciones limítrofes, a pesar de la buena relación existente en términos gubernamentales con el presidente Evo Morales o de la gran cantidad de inmigrantes bolivianos que habitan en la Argentina.
Entre el 28/10 y el 4/11, solo una información fue tomada unánimemente. Se trató de la agresión que un periodista sufrió en una radio de Yacuiba (al sur de Bolivia) cuando fue rociado con nafta y prendido fuego por cuatro encapuchados (leer noticia en La Razón de La Paz). Sin embargo, la presentación de la noticia fue distinta en cada medio: mientras Clarín remarcó las marchas de repudio al ataque y que el mismo se realizó mientras el periodista denunciaba narcotráfico y corrupción, Tiempo Argentino resaltó que el Gobierno Plurinacional criticó el ataque y rápidamente se puso en campaña, logrando capturar a los presuntos agresores. Hay una utilización político/ideológica en el relato de las noticias internacionales, donde de acuerdo a la cercanía que tengan los países en cuestión con el gobierno argentino, los diferentes medios destacarán situaciones o elementos específicos desde donde construir su relato.
Sin embargo, estos acontecimientos, así como aparecen, se extinguen. Ni siquiera dicho ataque, vinculado directamente con lo comunicacional, tuvo un seguimiento adecuado, a punto tal que hasta hoy nada más se publicó en los grandes medios argentinos sobre el tema, ni siquiera para informar el estado del damnificado. Si no es por temáticas presentes en la agenda de nuestro país, catástrofes o hechos muy particulares, los países latinoamericanos no aparecen. Alejandro Ramírez comparó esta situación con lo que ocurre con el Interior, en aquellos medios que se hacen llamar nacionales (audio).
Se puede pensar entonces que esa construcción ideológica de la realidad tiene también, en ocasiones, un marcado egocentrismo por parte de los medios más poderosos que desde su mirada, puesta en un solo lugar y hacia un solo camino, pretenden construir la realidad. Sin embargo, la actualidad de Bolivia no se limita a las ínfimas cosas que miran los medios argentinos; hay muchas otras situaciones que, por voluntad o desinterés, no ven. Así ocurre que mientras aquí se remarcaba como trascendental en la vida de los bolivianos la visita de Seann Penn al país vecino (nota), allí se estaban debatiendo los conflictos por el manantial Silala y los nuevos problemas que puede traer con Chile, se hablaba eufóricamente de uno de los eventos deportivos más importantes que tiene el país hermano como es su vuelta ciclística (donde incluso un argentino ocupó la portada de la edición dominical de los periódicos de La Paz), o se comentaban las multitudinarias celebraciones por el Día de los muertos, una fiesta con amplio arraigo cultural que incluso la comunidad boliviana reproduce en Buenos Aires, copando los cementerios de la Capital. Los medios tampoco fueron capaces de reflejar aquello que ocurría en nuestro territorio, quizás por ese desprestigio permanente al que está sometida esa cultura tan cercana y lejana a la vez.
En este último ejemplo aparece también otro problema que, creo, afecta a la hora de encontrar noticias de Bolivia en los medios argentinos. Un problema cultural, vinculado con cierta estigmatización que se tiene, sobre todo desde los sectores de poder donde se encuentran muchos medios, con el pueblo boliviano. Difamaciones raciales, económicas o etnográficas que golpean constantemente al país del altiplano desde diversos sectores y que muchas veces han quedado, lamentablemente, impregnadas en el común de la población. Estas situaciones se reflejan, por ejemplo, cuando desde los medios se utiliza a Bolivia para establecer una comparación con la Argentina, especialmente desde los medios hegemónicos. Si bien, en ocasiones, el recurso está bien desarrollado, también ocurre que queda en el tintero la impresión que a veces estos medios pusieran indirectamente “si hasta Bolivia tiene/puede, como no va a poder la Argentina”. Ocurrió en el último tiempo con opiniones en diversos medios sobre la ley de basura electrónica o la reincorporación de Bolivia al mercado global de deuda, algo que fue utilizado especialmente por La Nación, para criticar la política económica argentina. Claro que, en la misma medida, en los medios más cercanos al Kirchnerismo, a la hora de las comparaciones, el presidente Morales y sus políticas aparecen destacadas, especialmente remarcando avances sociales, como la sanción de la ley de tierras.
En situaciones como estas es que los medios muestran su relato particular de la realidad. Su forma de contar la verdad, sesgada por intereses ideológicos, económicos o diferencias culturales. Vivimos un momento particular en el continente en las relaciones gobiernos-medios y la Argentina no está para nada exenta de ello. En ese marco, la elección de las noticias internacionales pareciera tener cierta vinculación con una defensa de los intereses internos. Si a esto le agregamos que es común que las noticias latinoamericanas escaseen en muchos de los medios tradicionales de nuestro país, nos encontramos con una gran dificultad para poder conocer acerca de las realidades de nuestros vecinos.
“Los medios conforman opinión, por eso es importante la pluralidad”, como afirmó Martín Sabatella (presidente de AFSCA) en el programa Medios de Comunicación del ciclo En el medio. El problema se plantea cuando la pluralidad en los medios tiene solamente dos caras, dos interpretaciones, dos maneras de ver las cosas, y por fuera de ellas no se reproduce prácticamente nada, como ocurre con lo poco que se dice acerca de Bolivia. Precisamente el programa que mencionaba al principio nos dice que los medios eligen qué mostrar y cómo. Habría que decir además, sobre todo a la hora de las noticias internacionales, que también eligen qué cosas no quieren ver.
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